Alimentación intuitiva. Un concepto que, si lo llegamos a comprender a fondo, puede ayudar a millones a sanar su relación con la comida para siempre. Pero qué complicado es, sobre todo en un mundo con exceso de información contradictoria y con tantas dietas cómo médicos, corrientes y doctrinas.
“La medicina funcional dice esto, la medicina ayurvédica lo otro, que debo dejar de comer X alimento por mi tipo de sangre, que a mi vecino le fue super bien ayunando, que a mi no me caen mal los ultraprocesados entonces debe ser que no me hacen daño, o ya me cae mal todo y no puedo comer nada de origen vegetal pues me inflamo…”
He escuchado todos estos argumentos y muchos más… y en parte, haberlos escuchado ya por varios años, y entender que regresarán una y mil veces con diferentes matices, me ha hecho concluir con un poco de resignación, que en el fondo, la mayoría de las personas no mantendrán las recomendaciones que yo o cualquier otro les demos sobre la alimentación, si estas implican grandes sacrificios muchas veces “ imposibles de mantener “ sino que regresarán a lo que sea más fácil para ellos…
Entonces, ¿ Cómo hacemos para si poder mantener cambios, y como hago yo, desde mi lado para SI ayudar, para SI acompañar y aportar en la salud y la relación con los alimentos de quienes me rodean?
He comprendido que esto no es algo que puedo hacer sola. Ante todo, mi labor es sembrar la idea de que todos somos diferentes, lo que se conoce como la bioindividualidad. Por eso no sirven las dietas en formatos estrictos. Por eso, aún si al vecino le fue de maravilla ayunando, a mi puede que me haga bastante daño. Así, si comprendemos que nuestro cuerpo, nuestros genes, nuestros hábitos y nuestros comportamientos tienen todo que ver con qué exactamente necesitamos comer, ya estamos un paso más cerca de esa tan anhelada alimentación intuitiva. Ojo, no es así tan simple. Hay algunas reglas que yo llamo “las reglas espirituales de la alimentación” y son las que van a regir desde donde parten esas elecciones que aprenderemos a hacer desde la absoluta consciencia.
Aquí se las comparto, y ojalá les sirvan de base para construir su guante perfecto, su “alimentación intuitiva” hecha a la medida de sus cuerpos y rutinas:
- Tener una alimentación mayoritariamente basada en plantas. Esto no es ser vegetariano o vegano, es incluir muchas frutas, nueces, semillas, vegetales, tubérculos, hojas verdes en todas nuestras ingestas. Desde el desayuno podemos agregar hojas verdes, tomate, cebolla a un huevo y cambiar completamente el perfil de micro y macronutrientes. También podemos obtener mucha proteína desde nueces, semillas y leguminosas.
- Limitar al máximo los ultraprocesados. Todo lo que tenga ingredientes que no entiendes que son, o sea frito con aceites trans y saturados, oxidados, es malo para ti. Que nunca más puedo comer esas papitas que me encantan? Si, claro que puedes pero siguiendo:
- La regla 80-20 que significa que el 80% de tu alimentación será super limpia, con ingredientes reales, no procesados y de muy buenas fuentes. El otro 10 a 20% es la vida…
- Eliminar todas las bebidas con ingredientes artificiales y azúcares añadidos.
- Limitar al máximo, ojalá eliminar edulcorantes.
- Comer comida real, despacio, comida con sentido y nunca comer hasta estar completamente repleto.
- Cocinar mucho y enamorarse de estar en contacto con el alimento.
- Siempre acompañar una buena alimentación de el buen cuidado de los otros ejes de bienestar: movimiento, sueño, cuidado de la mente.
En parte, eres lo que comes, y tu cerebro también. Pero también eres lo que haces, es decir tus hábitos y eres en un alto porcentaje, lo que piensas. De los pensamientos y cómo nos transforman, escribiré en otro post.