El poder de un cuaderno, agenda, diario o libro de conversaciones con uno mismo.
Este tema está cobrando popularidad, y es una herramienta estudiada y trabajada con frecuencia para cualquier tipo de terapia o proceso, cualquier cargo empresarial, o familiar, cualquier condición psicológica o física…
En inglés se llama journaling. O “escribir un diario”. Vale la pena recordar que éste NO es un método moderno, de hecho es bastante milenario. Hay muchos diarios de famosos guerreros, emperadores, y filósofos… y millones de diarios de madres ocupadas, adolescentes despechadas, viajeros, artistas, que cada rato son publicados a modo de libro, de autobiografía, o transformados en películas.
A través de los diarios hemos conocido intimidades de la historia de comunidades enteras que hubiera sido imposible entender desde esta época.. historias de personas valientes que dejaron este mundo jóvenes… pero nos dejaron sus diarios.
Yo tengo como 3 diferentes, que empiezan ordenados y con el mismo color de lapicero y misma temática y terminan siendo una sopa de conceptos y colores pues amo los lapiceros y según mi estado de ánimo, elijo un color diferente para cada momento. El diario destinado a temas laborales termina lleno de listas de propósitos ( en mi caso el trabajo y el propósito es un tejido difícil de desenredar ), el de estudio termina con ideas que me van surgiendo para cocina y mente, y el personal, es como un muro de los lamentos en el que de pronto aparece con una bibliografía o una nota volando sobre algo que me llamó la atención en alguna charla o podcast o hasta una idea de la próxima receta o taller.
He llevado un “diario” desde que empecé a escribir. Hace poco mi mamá cambió de casa y llegó a la mía con dos cajas llenas de cuadernos de todos los colores y tamaños. Es hora de que tú guardes estos recuerdos. Yo horrorizada respondí que es una evidente responsabilidad de la mamá, guardar fotos, álbumes, diarios y disfraces. además nadie sabe que pueda suceder si me devuelvo a leer tanta locura… porque, si hay algo cierto, es que en estos cuadernos viejos está empelota, lo peor y más dramático de mi… sin embargo, a lo largo de los años, mis moleskine han ido madurando en un objeto mucho más utilitario, y hoy su función es principalmente, ordenar ideas, reafirmar propósitos, y definir metas.
Me he vuelto doña listicas. Con tres trabajos y dos hijos, es obvio que algo se me va a olvidar así que, las listas pueden ser algo así como:
-Escribir el artículo sobre el azúcar
Comprar fresas para la lonchera
Vacunar el gato
Confirmar asistentes al taller…..
y a lo largo de la semana cada ítem recibe un chulo o una P/
Y, lo más importante, cada que me acuerdo escribo:
Algo qué agradecer
Algo qué soltar
Algo en qué trabajar
Muchas veces las respuestas son: agradezco a mis hijos, suelto mi afán, trabajo la paciencia. Estas tres preguntas me reafirman el propósito fundamental de lo que estoy haciendo y muchas veces, arrojan la respuesta que necesito para continuar caminando los caminos que he elegido o hacer un alto en el camino y observarme.
Compren un diario. Lapiceros de un solo color o de varios colores. Tómense 5 minutos de reflexión, y para organizar el día. Les prometo que si no lo hacen aún, es una herramienta realmente poderosa.
Ya que estamos hablando de diarios, quiero contarles algo muy hermoso que está a punto de existir:
En los primeros tres talleres de cocinaymente, hay una herramienta hermosa que se llama diario creativo. Este es como un manual para hacer ejercicios dentro y fuera de la cocina por 8 días. Muchos de los asistentes imprimieron el documento y lo pusieron en un folder hermoso que me mostraron por medio de fotos. Yo desde el principio supe que ese diario tenía que convertirse en una realidad, como un tipo de cuaderno físico para que los participantes de los talleres pudieran tenerlo en sus hogares y disfrutarlo… y así nació un proyecto que muy pronto conocerán llamado DIARIO CREATIVO!